lunes, 28 de julio de 2014

"En un metro de bosque. Un año observando la Naturaleza"

El libro "En un metro de bosque. Un año observando la Naturaleza", fue galardonado en 2012 con el National Outdoor Book Award for Natural History Literature y al año siguiente con el Reed Environmental Writing Award y con el National Academies Communication Award for Best Book. El libro es asimismo finalista del premio  Pulitzer no ficcción.

Su autor David George Haskell, biólogo de formación y probablemente filósofo y poeta con vocación, es profesor en la universidad de Sewanee, University of the South, Tennessee. Ha plasmado en este libro la descripción narrativa de los "universos" que se pueden encontrar en un metro cuadrado de un bosque primigenio.

Para ello busca en el bosque su mandala particular y en ese  metro cuadrado a lo largo de un año tras sucesivas visitas narra cuanto acontece en él.
Es un libro divulgativo de la Naturaleza que el bosque ofrece y que generalmente no somos conscientes.

 photo 361_zps1f487fca.jpg
Totalmente recomendable para leer en estas fechas veraniegas. Foto tomada en uno de esos lugares que cumple las expectativas del libro, una vez alejados de la relajante piscina.

La crítica valora el carácter de su cuidada prosa en unos tiempos en los que la misma parece desterrada en los ámbitos científicos. Entrando D.G Haskell en diversos pasajes del libro a lo que pudiéramos denominar "ecología contemplativa".
Pongo, coincidencias en el  tiempo, una pequeña introducción de este concepto que en el último número de la revista The Ecologist publica y del que la obra de Haskell hace gala: "Los naturalistas de siglo XIX no tenían vergüenza de ser emotivos en sus descripciones de la naturaleza. Esto es particularmente visible en el gran geólogo y naturalista Alexander von Humboldt. Charles Darwin, admirador de Humboldt, se refirió a las selvas de Brasil en el mismo tono, en una carta al profesor Henslow: Aquí vi por primera vez una selva tropical en toda su sublime grandeza...solo la realidad puede darnos una idea cuán maravillosa y magnífica es...antes admiraba a Humbolt, ahora prácticamente lo adoro; solo el transmite alguna noción de los sentimientos ...cuando se interna por primera vez en los trópicos". Edward Goldsmith "El Tao de la ecología". Icaria.
Nos encontramos con un libro que sin ceder un ápice a los rigores que la ciencia exige, utiliza un lenguaje que se hace agradable de leer.

Cada capítulo, relativo a la observación de un determinado día del año, recoge a un protagonista o evento natural principal y  varios secundarios. Desfilando de esta manera por ese reducido espacio del bosque: salamandras, caracoles, flores, aves, semillas, helechos, luciérnagas, garrapatas, motosierras, terremotos, mariposas y así hasta un largo etcétera. 

Es llamativo el comienzo del epílogo, que bien pudiera ser un preámbulo, cuando dice: "Es un lugar común que los naturalistas contemporáneos lamenten la creciente desconexión de nuestra cultura con el mundo natural. Puedo entender esa queja, al menos en parte. Si a los alumnos de primero de carrera se les pide que identifiquen veinte logos corporativos y veinte especies comunes de nuestra región, saben sistemáticamente el nombre de la mayoría de símbolos corporativos y casi ninguno del de las especies. Lo mismo valdría para la mayor parte de gente de nuestra cultura".

El presente libro no  es ninguna guía de campo que venga a suplir estas deficiencias. Es algo más: crea una expectación, una curiosidad, un maravillarse por los diversos acontecimientos y protagonistas del mandala del bosque provocando  que los queramos conocer in situ.
Es decir, un libro con un final abierto: cuyo título en inglés "The Forest Unseen" invita al reto del descubrimiento.

Ficha:
Autor: David George Haskell.
Editorial: Turner Pulicaciones S.L.
Año edición: 2014.
Traducción: Guillen Usandizaga.
ISBN: 978-84-15832-23-2




martes, 8 de julio de 2014

Viviendo bajo el puente.

Desde hace años, creo que tantos como los que tiene el puente, vengo observando como en el mismo cría una familia de cernícalos comunes (Falco tinnunculus).
En algunos años he visto más de una pareja en el mismo puente. Lo cierto es que en las dos o tres últimas temporadas, puede que alguna más, bien por no  pasar asiduamente, bien por no prestar la debida atención, no les había visto criar. 
Este año circulando con el vehículo por encima del puente en época de cría les he visto volar, como en otros años. Así que me llevé una inmensa alegría cuando vi a la familia bajo el puente.

 photo cerniccalo096_zps063d8ffb.jpg
Si bien es cierto que generalmente no hay que poner fotos de nidos (en el blog es la primera que pongo de un nido) en este caso no hay mayor problema. Frente a lo que se pudiera considerar un lugar paradisiaco, nada más lejos de la realidad: nos encontramos en un lugar terriblemente humanizado y la presencia de personas y vehículos es notable y ello sin contar la industria circundante. La única diferencia con el constante tránsito de personas y vehículos, es el llevar unos prismáticos y una cámara de foto.

Se puede observa a uno de los progenitores con dos pollos bien crecidos.
 photo cerniccalo0111_zps333f60bc.jpg
A la derecha del punto rojo el otro progenitor.
 photo eb57797c-9d6d-4895-bd18-c8c25dacbabd_zpscbab04a3.jpg
Aquí más cerca con todo el aumento.
 photo cerniccalo021_zpsd1e567e7.jpg

No lejos de aquí, a menos de 3 km en linea recta, hay otro puente con ¡otra pareja!
Es de entender la alegría que me he llevado estos meses atrás cuando veía a la pareja cebándoles y máxime cuando pensaba que al no verles durante varias temporadas "habían cambiado de puente". Alegría e ilusión con la que me sentía recompensado observando. Hasta que este domingo por la tarde les hago una foto de familia.
 photo cerniccalo073_zpsd994859d.jpg
Ojalá y pese al transcurso de los años  se les puedan seguir viendo  volar en esta zona tan degradada.
 photo cerniccalo088_zps24481951.jpg