martes, 30 de septiembre de 2014

Sierra de La Demanda: monasterios y berrea.

Han sido cuatro los días  que hemos estado andando y durmiendo en los montes y monasterios de la  sierra de La Demanda.  Época del año en la que la Naturaleza nos brinda los sonidos e imagenes de la berrea.

Tratándose del Monasterio de la Valvanera, dónde nos alojamos una de las noches y de los Monasterios de Yuso y Suso en San Millán de la Cogolla por el que pasamos caminado, hace que aporten a esta ruta un valor añadido.
Como la localidad de Berceo está lindando con la de San Millán y de allí era natural Gonzalo de Berceo, me viene a la memoria su obra fundamental: Milagros de Nuestra Señora.
"El primer poeta español, de nombre conocido nace en Berceo en torno a 1196. Recibe una primera educación, durante su niñez, en el Monasterio de Suso. Tras su formación universitaria en Palencia, siendo ya preste, vuelve hacia 1226 a Berceo. Compagina su labor de clérigo con la de notario eventual del Monasterio de San Millán".
Berceo versificó solo 25 de ellos, empleando la estrofa de cuaderna vía, propia del Mester de Clerecía.
Cualquier comentario de texto nos indicará la comparación que  realiza de la Virgen María con un hermoso prado que da cobijo, tranquilidad, sustento, amor, etc. Es decir, Gonzalo de Berceo acude a algo que tiene al alcance de su mano: la Naturaleza en forma de prado para ensalzar a la Virgen.
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 San Millán de la Cogolla con el monasterio de Yuso. Tras él y a la izquierda la localidad de Berceo.

Religión aparte, el resultado lo consigue de manera clamorosa. Si fuese hoy, para la gente actual ¿cuál sería la imagen que transmitiese serenidad, protección, cobijo, armonía?, ¿la red de internet, el teléfono móvil, el vehículo más potente y seguro del mercado, el índice IBEX?
Sí, los tiempos han cambiado. Pero me gusta más la imagen del prado.
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Si con el retoño de finales de septiembre está así el prado, en mayo como el de Gonzalo Berceo.

Quién prefiera puede oír Milagros de Nuestra Señora con música y cantado por juglar Emiliano Valdeolivas.




Amigos y vasallos      de Dios omnipotente,
si escucharme quisierais      de grado atentamente,

yo os querría contar     un suceso excelente:
al cabo lo veréis     tal, verdaderamente. 
      
Yo, el maestro Gonzalo     de Berceo llamado
yendo en romería     acaecí en un prado
verde, y bien sencido,     de flores bien poblado,
lugar apetecible     para el hombre cansado.
Daban olor soberbio     las flores bien olientes,
refrescaban al par     las caras y las mentes;
manaban cada canto      fuentes claras corrientes,
en verano bien frías,      en invierno calientes.
Gran abundancia había     de buenas arboledas,
higueras y granados,      perales, manzanedas,
y muchas otras frutas      de diversas monedas,
pero no las había     ni podridas ni acedas
La verdura del prado,     el olor de las flores,
las sombras de los árboles     de templados sabores
refrescáronme todo,     y perdí los sudores:
podría vivir el hombre     con aquellos olores.
Nunca encontré en el siglo     lugar tan deleitoso,
ni sombra tan templada,     ni un olor tan sabroso.
Me quité mi ropilla     para estar más vicioso
y me tendí a la sombra      de un árbol hermoso.
A la sombra yaciendo     perdí todos cuidados,
y oí sones de aves     dulces y modulados:
nunca oyó ningún hombre     órganos más templados
ni que formar pudiesen     sones más acordados.
Unas tenían la quinta     y las otras doblaban;
otras tenían el punto,     errar no las dejaban.
Al posar, al mover,     todas se acompasaban:
aves torpes o roncas     allí no se acostaban
No hay ningún organista,     ni hay ningún violero,
ni giga, ni salterio,     ni mano de rotero,
ni instrumento, ni lengua,    ni tan claro vocero
cuyo canto valiese     junto a éste un dinero.
Pero aunque siguiéramos     diciendo sus bondades,
el diezmo no podríamos     contar ni por mitades:
tenía de noblezas     tantas diversidades
que no las contarían     ni priores ni abades.
El prado que yo os digo     tenía otra bondad:
por calor ni por frío     perdía su beldad,
estaba siempre verde     toda su integridad,
no ajaba su verdura     ninguna tempestad.
En seguida que me hube     en la tierra acostado
de todo mi lacerio     me quedé liberado,
olvidé toda cuita     y lacerio pasado:
¡el que allí demorase       sería bien venturado!
Los hombres y las aves     cuantas allí acaecían
llevaban de las flores     cuantas llevar querían,
mas de ellas en el prado     ninguna mengua hacían:
por una que llevaban,     tres y cuatro nacían.
Igual al paraíso     me parece este prado,
por Dios con tanta gracia     y bendición sembrado:
el que creó tal cosa     fue maestro avisado;
no perderá su vista     quien haya allí morado.
(Fragmento).

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El itinerario es todo un clásico: desde la localidad de Ezcaray ir al monasterio de la Valvanera. Para recorrer estos escasos 23 kilómetros emplearemos ¡dos días!
De esa manera pasábamos una noche en el monte y luego otra en el monasterio de la  Valvanera. Luego nos iríamos a San Millán de la Cogoya y regresaríamos andando a Ezcaray. El cuarto día lo dedicaríamos a presenciar exclusivamente la berrea.
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El camino de la Valvanera supone pasar por una serie de collados. En la foto el último que nos queda al fondo de la imagen, collado Saleguillas.

La noche la pasamos, como no puede ser de otra manera en este lugar y época del año oyendo la berrea. Un imponente amanecer nos permite presenciar las cimas de Campos blancos, Torocuervo, Ibaya, El hombre, etc.
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El recorrido, cuyo track pongo al final, es el siguiente: se sale de la localidad de Ezcaray y por la GR 190 se llega a la Vavanera. Y desde San Millan a Ezcaray por la GR 93.

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Formando corros de brujas.
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Esta indestructible haya aguantó el impacto del rayo, dejando su indeleble huella.
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Desde el collado Saleguillas mirando hacia el collado Beneguerra (entre la vara de avellano y las nubes). A nuestra espalda está tras una ligera subida por pista, un vertiginoso descenso a la Valvanera.
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Sobre este lugar ya hice una entrada en el blog sobre las dos vertientes, norte y sur, que presenta este valle de la Valvanera, con su homónimo río, y la vegetación de ambos lados: un bosque planocaducifolio (hojas planas y caducas) como es el de las hayas propio de una climatología atlántica y un bosque planoesclerófilo (hojas planas, perennes y coriáceas) como el encinar, propio de un clima mediterraneo. Todo ello a simple vista y en un recorrido cómodo y de longitud variable.
Estas distribuciones geobotánicas se dan a cientos en la Península y con diferentes especies, pero aquí adquiere una de sus máximas expresiones.
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Tiene su gracia. El caso es que íbamos hablando Mikel y yo sobre las posibles consecuencias de la picadura de un reptil, cuando sobre nuestras cabezas se encontraba esta águila culebrera (Circaetus gallicus). En ese momento quién debiera preocuparse serían los reptiles.

Parecidas, pero no iguales.
En estas fechas y en el recorrido podemos ver estas dos plantas parecidas (las dos fotos de abajo). Son los cólchicos y los crocus.
En concreto y en las fotos vemos un Colchicum autumnale (Merendera montana) y un Crocus nudiflorus.
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La cosa se podría complicar más si dentro del los cólchicos se mencionasen a los Bulbocodium vernum que florecen en primavera.
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En cualquier caso podemos acudir a los genéricos: quitameriendas, espanta pastores, azafrán loco, etc.
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El Monasterio de Yuso.
"San Millán es mucho más que un conjunto arquitectónico singular, más que unas glosas en romance, más que el lugar en que desarrolló su vocación y escribió Berceo. El verdadero tesoro que encierran estos Monasterios, lo que han dado al mundo y les ha hecho merecer el reconocimiento de la comunidad internacional a través de su declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO es, precisamente, un patrimonio lingüístico."
Seguimos camino dirección Pazuengos.
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Lo hubiera dejado por un aguilucho pálido cuando lo vi, más cerca que cuando lo fotografié. El vuelo preservó y acrecentó su anonimato.
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San Millán de la Cogolla con el monasterio de Yuso. Tras él y a la izquierda la localidad de Berceo.
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Ruinas de la iglesia de la aldea de Turza.

La Berrea.
El descanso del "berrero".

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El cuarto día se dedica a observar la berrea. En esta ocasión acudimos al buen hacer de Juan José (Silvestres) uniéndonos al grupo que guia esa mañana.
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El ciervo es un ungulado típicamente poligínico, donde los machos basan su éxito reproductivo en aparearse con cuantas hembras les sea posible (Carranza, 2000), mientras que las hembras aportan todo el cuidado parental a las crías (Carranza, 2002), de modo que su éxito se basa en su capacidad fisiológica para producir y criar cervatillos saludables (Landete-Castillejos et al., 2002, 2003). 
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En estas imágenes el macho estaba acosando a una hembra contribuyendo a su reunión en el grupo, formando harenes y lugares de apareamiento.
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Durante la época de celo las hembras se suelen distribuir en función de la distribución de la comida y los machos se desplazan hacia las zonas donde hay más hembras. Las zonas buenas de berrea suelen ser por tanto las mejores zonas de alimentación para las hembras en septiembre. A pesar de esta afirmación general, también es cierto que algunas hembras durante la berrea se acercan a las "zonas de berrea", es decir que la distribución espacial de las hembras durante la berrea se hace un poco más contagiosa, es decir agrupada hacia aquellos "puntos calientes" donde previamente había más hembras que en otros. Digamos que a las hembras de zonas con poca densidad les interesa agruparse hacia las áreas con más densidad, dejando casi vacías las zonas de baja densidad. Las razones de este comportamiento pueden estar en la evitación del acoso de machos subadultos al incluirse en harenes defendidos por machos mayores (Carranza y Valencia, 1999).
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Los machos tienen, en comparación con las hembras una actividad más extrema: es superior al amanecer y atardecer.
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              Foto realizada por Mikel (compañero junto con Javi de esta ruta) mediante la técnica de digiscoping. En este caso con la cámara de un teléfono móvil.

Las cuernas de los machos pueden indicar su calidad o el estrés sufrido durante su desarrollo anual, lo que podría reflejarse en la asimetría entre éstas. Los machos más grandes tienen cuernas no sólo más grandes sino también más simétricas. La asimetría fluctuante de las cuernas se correlaciona negativamente con la condición individual (medida como peso corregido por la edad). La relación entre asimetría fluctuante de las cuernas y edad tiene forma de U, con valores mínimos entre 6 y 8 años, lo que podría ser indicativo de estar seleccionado sexualmente (Mateos et al., 2008). (Carranza).

Fue en la localidad de Triollo en la Montaña Palentina, cuando oí hace años a Carranza dar una explicación a un grupo de alumnos de la facultad de biología sobre las cuernas de los ciervos. Terminaba llamando la atención, de manera jocosa, la distinción entre cuernos (como el de los rebecos) y cuernas (como la de los ciervos): las cuernas cambian cada año, pero los cuernos son para toda la vida.
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Agradecer al amigo  Juan José (Silvestres de Ezcaray)  la excelente jornada que organizó en la observación de la berrea.


Track del recorrido.

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=7908781




6 comentarios:

  1. Precioso y documentado repor Alberto,el recorrido que habeis realizado lo conozco por eso sé que disfrutaste de pleno en esa naturaleza,solo me me produce una envidia sana.
    otro sitio bonito de berrea es en el rio Urbion que sube entre las Viniegras,en la zona de los Tejos,no olvidaré esos vivac y las estampas de los ciervos en los ocasos y amaneceres

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    1. Kepa me consta que conoces el recorrido y probablemente con algunas variantes por algún camino de esos que tú conoces y rescatas del olvido.
      Por las Viniegras no he andado mucho, pero por la vertiente soriana (Covaleda, Vinuesa, El Rollo, Valdeavellano de Tera, Almarza, San Pedro Manrique, etc.) he tenido numerosas ocasiones de acudir.
      Todo ello, La Rioja, Soria y Burgos conlugares espectaculares.

      Un abrazo Kepa.

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  2. En tu linea Alberto.

    Precioso reportaje.

    No coincidimos, pero te digo de cerca, je-je.

    Un saludo

    Gorka

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    1. ¡Aupa Gorka!
      Gracias por el comentario. A ver cuando coincidimos.

      Un abrazo

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  3. Alberto compañero! Muy buen reportaje! Todo eso me anima para que me acerque por esos lares...

    Un saludo!
    Alberto Caurín.

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  4. Alberto, compañero! Gracias por la visita y el comentario. Ya sabes lo que te dije y anímate.

    Un abrazo.

    Alberto

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