lunes, 22 de febrero de 2021

El buho real

Esta breve entrada no la voy a poder ilustrar como  hubiese querido.

Fue un corto paseo, con perro incluido, a uno de esos lugares de los permitidos poder acceder en estos tiempos de pandemia  y además no suelen acudir mucha gente. Ambas circunstancias marcaron el devenir de la excursión.

Al de poco de andar observo que me sale al camino un reyezuelo sencillo (Regulus regulus) no es nada extraordinario su visión, pero siempre nos viene a la mente que estamos observando una de las aves más pequeñas de Europa.

Unos metros más adelante y en mitad de una campa observo que hay “algo verde”  con forma de pájaro. El jizz que llevamos dentro me lleva al pito real (Picus viridis). Su vuelo hacia un cercano pino me lo confirma y su posterior canto lo reafirma.

Y ahora es cuando llegamos a esa falta de ilustración que decía al principio. Sin cámara de fotos ni prismáticos, solo con el teléfono móvil, es cuando me dirijo a un bosque de roble viejo y hayas beligerantes.

En ese tramo y diez minutos después del pito real, una sombra parda con partes de color crema se dirige volando a la altura de una persona hacía mi.

La suerte hace que no nos “choquemos” y a unos 20 metros al verme gire a su derecha. Si no hubiera venido de frente no le habría  visto: era un búho real (Bubo bubo).

¿Qué es lo que estaba ocurriendo? que encima de mí, en el haya de mi izquierda y en lo alto se encontraban dos palomas torcaces. Ni mi presencia las espantó, sabían lo que les venia.

El caso es que el búho lejos de desaparecer se posa en otra haya delante del camino que llevaba. Esta vez, saco el móvil y me acerco grabando o eso pensaba. En lugar de ponerle en modo video, toco el botón y lo que hago es una foto sin saberlo. Estando en la creencia de la grabación me aproximo y suavemente vuela para dirigirse a otra haya  cercana y en el mismo camino.

Misma operación y mismo fallo. El ave se recrea conmigo y yo celebrando e “inmortalizando” el encuentro. Se aleja algo más a la derecha y mirándonos nos decimos hasta otra.

No es la primera vez que nos topamos con un búho real, en otra ocasión y con otra persona a mi orilla nos salió uno a menos de cinco metros.

Pero, también he visto a esta rapaz nocturna (la más grande de Europa) en el estado que nadie desearía, muerta. Saqué la foto que pongo a continuación y me informaron que fue de muerte natural.

Se siguió con el paseo y se vio rastros del pito negro (Dryocopus martius). Su presencia en ese lugar está verificada. El pájaro carpintero más grande de Europa.

El trabajo del carpintero.

Un trayecto marcado por unas interesantes observaciones.