Pongo el reportaje de un recorrido "atípico". Cual es el ir a un museo a través del monte.
La distancia calculo que es de unos 33 km, ya que el Gps se volvió loco en la cueva de la Magadalena. El desnivel unos 1200m
Plaza de La Arboleda (Trapagaran-Bizkaia). Desde aquí comienzo, una mirada hacia atrás (a la Reineta) sería interesante, pero para otra ocasión.
Centro de Interpretación de Peñas Negras.
Toca subir al monte San Juan y luego al Sauco, pero lo hago por un camino menos conocido y más bonito que el clásico: con corzos, plantas carnívoras, etc.
Una miradita a la costa: desde el Serantes hasta el Sollube.
Tras pasar por la fuente Maceo, tenemos de frente al San Juan.
Desde la cima, las vistas son imponentes: Sierra Salbada y Cantabria.
En un día de niebla ahí que andar con cuidado, este monte por la actividad minera tiene unas trincheras a cielo abierto. Hace poco falleció un motorista en esta zona.
A pesar de la mota de polvo en el objetivo pongo la foto, es un lugar muy fotografiado.
Vistas a donde voy.
Restos mineros del Sauco. De esto y de la Mina Dolores, su entrada está en el mismo camino un poco antes, pero se me olvidó fotografiarla, ya comentaremos cuando se haga la "ruta minera".
Una mirada Al Sauco: antiguas balsas, minas, planos, etc. recuperados por la naturaleza y en la actualidad un lugar de mucha riqueza.
Bueno con en esta foto se ve el destino: el museo de la Torre Loizaga y la vuelta por San Esteban de Galdames. El museo es el punto blanco encima de la construcción (1) y San Esteban a la derecha de la mata (2).
Con aumento se puede ver la Torre y como esta insertada en plena naturaleza. Luego se verá mejor.
Una imagen del Pico la Cruz con su otra torre.
Esta zona se llama el Hundimiento. En los años 50 del siglo pasado se hundió la mina quedando de esta manera.
Aquí igual se ve mejor.
Sigo dirección a San Pedro de Galdames y se pasa por el abandonado pueblo minero de La Elvira.
Con su abandonada iglesia.
Y tras una buena bajada se llega a San Pedro Galdames. Plaza, iglesia (una joya arquitectónica) y ayuntamiento.
Ahora toca andar un tramo de carretera para llegar a la Torre.
Ya se llega. Esta foto es cuando salgo del museo, pero la pongo ahora para que se vea donde esta. Vid para txakoli y debajo del Zipar.
Se pasa adentro. Seis euros la entrada.
Su página web dice que es la mejor colección del mundo de Rolls Roycers, ya que están todos los modelos fabricados hasta que la Rolls fue comprada en los años 90 por la BMW. Son seis los pabellones donde se encuentran los vehículos y el último en ver es de escándalo.
Símbolo de la marca.
Bien expuesto en los pabellones.
Con una pulcritud de quirófano.
Diversos frontales, que dicen que eran fabricados manualmente por un artesano de la casa.
Y que pasados los años eran reconocidos por ellos en caso de reparación.
El tunneo parece que viene de atrás.
Los ahí de todas las épocas.
Más modernos.
Detalle de la figura. Realizada mediante la técnica de "cera perdida".
Para llevar banderas.
Este me gusto. El mecánico me dijo que la carrocería era de aluminio pulido.
De este modelo solo se fabricaron 17. Este proviene de Kuwait.
Vista de su interior. Al parecer el velocímetro va al revés.
Le pregunté al mecánico si era cierto eso de "poner una moneda de canto con el motor en marcha y que no se cayese". Dijo que sí. Que hizo la prueba con una moneda de 100 pts, con el motor caliente y no se cae. Otro decía que ra una prueba que la hacian poniéndola en el chasis y arrancando el motor no se debía de caer. Era para demostrar la finura de la mecánica.
"Potencia la suficiente". Esto es lo que deben contestar cuando a la hora de comprar se pregunta por la potencia. De hecho en ningún cartel se mencionaba la potencia de los coches.
No solo ahí Rolls en el Museo. Pongo este por ser famoso en la producción en cadena: el Ford T.
Este tipo de parachoques está en varios modelos.
Los ricos de "toda la vida", se inclinan por los Bentley. El Rolls una vulgaridad.
Como decía el último pabellón es de lujo por los cuatro costados.
Son modelos muy exclusivos.
En el que se cuida hasta el último detalle. Como esta lata de la Shell.
O este "instrumento musical" que hará las funciones de bocina.
En fin, autenticas obras de arte.
Con esta mirada desde el fondo, despido la visita al Museo.
NOTA: En este enlace, pongo unas imágenes del interior del museo y que no suele estar abierto al público. Las fotos están casi al final del reportaje de la Marcha del río Barbadun, molinos, ferrerías y torres.
Y así con la única tracción que me dan las piernas se sigue camino hacía San Esteban de Galdames. Inexorablemente y con arto dolor tengo que cruzar, pegadito al vallado, este prado sin segar. Los de campo me entenderán bien.
Antes de llegar veo este reloj de Sol. Su diseñador es un clásico: lo numera en base a la hora solar y no la legal (en este caso el cambio de hora hace la puñeta) y es muy exacto marca dos horas menos (la solar) cuando pasé. Además tiene el analema, con la cruz que nos permite "corregir" el horario. Veo que al estar metido en una hornecina y a la sombra, seguro que un día del año (alguna fecha importante para el constructor) , probablemente de invierno, el estilo del reloj recorrerá el contorno del analema.
En la Martxa de Galdames casi todos los que vamos con cámara sacamos esta foto.
San Esteban con su famosa encina y la iglesia.
Toca bajar, pasar por el barrio de La Rampa dirección a la cueva-mina de La Magadalena.
La subida se hace pesada. Al fondo Galdames.
La cueva de la Magdalena. No es el ángulo más bonito, subiendo lo sería, pero no tengo otra foto.
Desde el interior hacia afuera.
Aquí se explotó la mina Pepita. A su interior se puede acceder por este plano que se hizo para sacar el mineral. Es muy bonito pero me falta linterna y ropa de abrigo. Aquí dentro se me desconfiguró el GPS.
Cortado minero encima de La Magdalena. Pertenece a la mina Pepita.
Se sube nuevamente al Sauco y trago de agua en la fuente de Pico Pastores.
Se baja a Peñas Negras.
Y se toma una cerveza.
A continuación a La Arboleda y para casa.
Un recorrido muy bonito: minas, arqueología industrial, naturaleza y un museo que ojalá se quede en el marco incomparable donde está y no se lo lleven a otro lugar.
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